martes, 23 de octubre de 2012

no me regales flores


No me regales flores,
me da pena que se marchiten.
No me traigas chocolates,
no los voy a comer,
se los voy a regalar a mi hermano,
o a mi sobrina,
o a la hija del encargado de mi edificio.
No me invites a cenar,
no me gusta tanto comer,
te vas a poner incómodo.
No pidas permiso para besarme,
ni para tocarme,
nunca voy a ser yo la que empiece.
Mirame,
mirame fijo de lejos,
clavame los ojos,
caminá hacia mí sin dejar de mirarme.
Llevame a tomar cerveza roja,
no te asustes si tomo 3 pintas,
pero no me dejes tomar más de 3.
Entre la segunda y la tercera,
si querés,
dame un beso,
pero que sea robado,
así,
que casi no me de cuenta,
que me sorprenda un poquito,
pero no tanto
-vos vas a saber cómo-.
Invitame a un recital chiquito,
de 6 ó 7 temas,
con sillones,
cerquita de los músicos.
Entre la tercera y cuarta canción
- o antes-,
acariciame la pierna,
una sola,
la que te quede más cómoda,
o la que te guste más.
Invitame a subir a mi casa,
poné música
- elegila vos-,
recorré la pila de discos,
desparramala,
a mí también desparramame.
Quedate a dormir conmigo,
y si te gusta,
y alguna vez querés volver,
no se te ocurra
- bajo ningún punto de vista-,
dejar de abrazarme.

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